sábado, 29 de mayo de 2010

¡HE DECIDIDO SALIR A VOTAR!...

Reflexión del Padre Jesús Aníbal con los Misioneros del Kamino


Bendigamos al único que es nuestra Pax, bendigamos al Señor JesuKristo, por enviar a nosotros el Espíritu Santo de Dios verdadero; y de ese modo, vivir este tiempo de elecciones, avergonzados, y sinceramente dolidos, por todos los pecados políticos y electorales, cometidos en las pasadas jornadas de votación; cuando una contra cultura mafiosa en todo sentido, nos ha impuesto sus candidatos, negociando con el hambre y la ignorancia en que vive una mayoría de seres humanos.

Una Luz de Esperanza brilla sobre nosotros; comenzamos nuestro retorno al punto de Salvación. Ese punto único de Salvación es la Gracia y la bendición de saber discernir entre lo que es verdaderamente bueno, y aquello que es verdaderamente malo.

“Y Dios impuso al hombre este mandamiento: De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, morirás sin remedio” (Génesis 2,16-17).

La gran catástrofe se articula sobre la confusión entre lo que es bueno y lo que es malo; la gran catástrofe tiene como epicentro el hecho de que las mayorías comienzan a decir, y a aceptar, que lo malo es bueno y deseable, hasta convertirlo en norma ordinaria de su existir. La gran catástrofe ocurre cuando las mayorías aceptan la corrupción en todas sus formas, porque el engaño del Espíritu Malo les convence de que lo verdaderamente bueno es malo.

El Santo Espíritu del Bien y de la Pax quiso que todos los varones, junto con las mujeres, fuéramos buenos administradores y buenas administradoras del “Paraíso terrenal”, del “Jardín del Edén”; pero el violento e injusto espíritu del mal, y de la desgracia en todas sus formas, engaña a las mujeres, y las mujeres engañan, aparentan, mienten, traicionan y desnaturalizan a los varones con toda clase de provocaciones y exigencias; haciendo que los varones obren de manera indebida e ilícita, hasta perder el control de sus actos, enloquecidos por la ponzoña femenina. Detrás de un varón que obra la maldad hay una o varias mujeres verdaderamente malas; y lo peor ocurre, cuando la primera entre ellas, es aquella que le llevó en su vientre.

Bendigamos al único que es nuestra Pax, bendigamos al Señor JesuKristo, porque la mayoría de los candidatos, en esta jornada electoral, se han mostrado animados por ese Espíritu verdaderamente Bueno que, les ha hecho tomar postura, y pronunciarse, contra la corrupción, por la maldita sed de dinero y posesiones materiales; así como por el abuso criminal de la autoridad que han usurpado, puesto que llegan a los cargos públicos de manera ilícita. Varios candidatos han dado alentadoras muestras de que invertirán en Educación, e impedirán el desangre de nuestra economía, mediante presupuestos de guerra capaces de producir tragedia, hambre, odios y muerte. Varios candidatos han asumido el compromiso de deslegitimizar el genocidio, producido por la ley que permite convertir la enfermedad, en fuente de ganancia económica, para unos pocos alentados, que quieren quedarse con todo. Varios candidatos han aceptado que no basta con trabajar, trabajar y trabajar; si lo único que consigue el pobre Lázaro, son las migajas que caen del rico epulón, a través de la mendicidad que genera programas como familias en acción, familias guardabosques, y juntos construyendo habitaciones inhumanas para rendir honor y gloria, a mandatarios en deshonra.

Para la gloria de nuestro Señor JesuKristo, nuestra única, posible y verdadera Pax, hemos tomado la decisión libre, voluntaria y absolutamente gratuita de salir a votar. Nada ni nadie puede pagar nuestro voto. Es innecesario que nos manden transporte; iremos a las urnas de a pie, con el corazón lleno de Esperanza en un verdadero, real y efectivo cambio. Alguna vez un dirigente dijo: “O cambiamos o nos cambian”; pues como no cambiaron para bien, llegó la hora de cambiarlos. Es innecesario que haya tamales que amenazan con podrirse; hoy comeremos en familia, de ese pan limpio, que hemos ganado con el sudor de nuestra frente. Es innecesario que nos digan por quien debemos votar; el Espíritu Santo de Dios nos ilumina, y nos lo enseña todo.

Votaremos por aquel que es capaz de enseñarnos a vivir; le daremos nuestro voto, a quien está dispuesto, con honradez y transparencia, a invertir el dinero del Estado, en Educar a la gente, en darle calidad de vida a la gente, en atender a la salud de todos los ciudadanos, sin excepción.

Votaremos por quien nos propone trabajar honradamente, para ganar el pan de cada día; votaremos por aquel que nos enseñe a trabajar para vivir, sin matarnos trabajando; pues para vivir es necesario mucho más que trabajar y trabajar y trabajar.

Votaremos por la Vida, le daremos nuestro voto a la Vida; vamos a votar para que en nuestra patria se establezca la Pax.

Domingo de la Santísima Trinidad, ciclo C.

LA VERDADERA SANTÍSIMA TRINIDAD

Estuve conversando con un hombre que me dijo: “¡Sabe que, cura!... ese cuentecito de Dios ya está como rancio. Eso es cuento viejo, pa’asustar gente débil. Razón tienen los muchachos de hoy, al no pararle tantas bolas a esas vainas. Yo tengo seis muchachos, todos varones: Uno con una, dos con otra, y tres en varias, con ninguna me he casa’o, vivo sólo y me doy la gran vida; y lo mismo mis muchachos, en todas las parrandas nos encontramos, y somos hasta muy amigos. Lo único que hay que tener es platica; esa si hay que buscala, no puede faltar; yo le digo a mis muchachos y a mis amigos que, la platica hay que rebúscala como sea, pa’acese uno respetar, pa’que no falte la compañía: Buenas mujeres que se consigue uno con plata. Yo les recomiendo a mis hijos que nunca vayan a cometer la locura de ‘ice a casar; que sigan el ejemplo mío: Buena platica, buenas mujeres, y hacer lo que a uno le da la gana, sin dejase asustar con tantos sermones de curas y pastores sin oficio.

Sin que nuestro oficio sea juzgar, si debemos reflexionar sobre esos malos principios que rigen la vida de muchos: El dios padre es el dinero, la platica conseguida como sea, el dios hijo es el placer irresponsable, injusto e inmoral, las famosas buenas mujeres, y otras cositas; y, ¿el espíritu?... El espíritu de esta clase de gente es el “yo hago lo que me da la gana”, “a mi, nadie me manda”. Esta trinidad que no es Santísima, ni siquiera santa es fuente de injusticia, multiplicadora de angustias y sufrimientos que incuban la violencia y avivan el fuego de la guerra.

Esta trinidad del mundo es contraria a la Sabiduría que nos enseña el libro bíblico de Proverbios, capítulo 8; esta manera de pensar, de vivir y de enseñar a vivir, porque el ejemplo arrastra; y el mal ejemplo, mucho más, carece de inspiración en esa Sabiduría que nos viene de lo alto, “primicia de la Creación”, “Arquitecta de todo lo creado”, delicia de Dios Altísimo y felicidad entre los seres humanos.

Quienes aceptamos la verdadera Santísima Trinidad de Dios Amor, deploramos rotundamente, con nuestra manera de pensar y de vivir, toda valoración de esa falsa trinidad que nos hace verdaderamente idólatras: dinero, poder y placer inmoral.

Quienes aceptamos la verdadera Santísima Trinidad de Dios Amor, contemplamos con el salmista, el Cielo, la luna, las estrellas, la naturaleza toda, y de manera especial a los seres humanos, poco inferiores a los ángeles, y enseguida reconocemos con extraordinaria admiración la insuperable grandeza de Dios uno y Trino: Uno en su esencia, el Amor de Caridad; y Trino en sus manifestaciones a la humanidad. Como enseña San Pablo a los Romanos 5,5: “El Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”.

Así, esta Sabiduría que nos viene del Espíritu Santo de Dios nos alcanza la posibilidad de una manera de vivir que no tiene comparación; incluso en la tribulación, enseña San Pablo, recibimos la gracia de perseverar firmes en esa Fe que nos enseña a vivir sin desesperarnos; con esa paciencia hija de la Bienaventuranza: Bienaventurados los que sufren (Mateo 5,4); recibimos la gracia de perseverar firmes en el ejercicio de la Virtud que nace del ejercicio de la Paciencia y es fuente de la Esperanza cierta, de la Esperanza que no falla porque esta cimentada sobre “El Amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Romanos 5,5).

Para quienes creemos en la fuerza del Amor, para quienes conocemos la fuerza del Amor, para quienes anunciamos la fuerza del Amor, la Santísima Trinidad es el Amor que JesuKristo nos enseñó en el pesebre de Belén, en el hogar de Nazareth, en su relación con los mas pobres y necesitados, en sus encuentros con los ricos y pecadores, en el altar de la Cruz y en la gloria de su resurrección.

Para quienes creemos en JesuKristo, la única verdadera Santísima Trinidad es el Amor Santo, Santo, Santo: El Amor del Padre por el Hijo y por toda la humanidad. El Amor del Hijo por el Padre y por toda la humanidad. El Amor, Espíritu Santo, del Padre y del Hijo, entre ellos y por toda la Humanidad (1 Timoteo 6,10).

“Mucho podría decirles aún… el Espíritu de la Verdad les guiará hasta la verdad completa…” (Juan 16,12-13a).

Nosotros creemos en la Santísima Trinidad porque JesuKristo sembró esta fe en los suyos, y nosotros somos suyos. JesuKristo enseña que él, es el Hijo de Dios, Mesías, anunciado por los profetas, Palabra eterna por quien fueron hechas todas las cosas, único Kamino hacia el Padre del Cielo, dador de todo bien.

JesuKristo nos enseña el Padre suyo, como Padre nuestro, y afirma que el Padre y él son uno solo. JesuKristo promete darnos un ayudador que nos enseñe todas las cosas, agua viva capaz de calmar la sed que nos agobia, fuerza de Amor, iluminadora y santificadora.

Así llega a su plenitud, el mensaje decalvación que ya desde el Génesis comienza a revelarse. Allí en el relato de los orígenes se nos enseña al Espíritu de Dios que aletea sobre las aguas y es principio del ordenamiento del universo oscuro y caótico. Allí se nos enseña la Palabra que crea todas las unas: “Y dijo Dios…”; decir es pronunciar una palabra; y esta Palabra y este Espíritu son las dos manifestaciones de aquel único ser que la misma Palabra y el Mismo Espíritu de Amor nos enseñan como Padre y único Señor de toda la humanidad.

Cómo no creer en Dios, si él es en verdad la única Santísima Trinidad de Amor, capaz de salvarnos. Cómo no creer en Dios si desde niño te llevo muy adentro; por ello, debemos darte gracias, pues incluso y de manera mas que extraordinaria, la naturaleza toda nos habla de tu eterno Amor.

Y si creemos en Dios, debemos creer también en JesuKristo; y pedir, y recibir, y vivir en el Santo Espíritu de su Amor y de su bondad.

Nuestra fe en Dios Trinidad significa aceptar el mandamiento Misionero de Ir a todas las gentes, en todos los pueblos, como testigos de su Amor sin igual. Es absolutamente imposible creer de verdad y amar la Santísima Trinidad sin asumir el deber misionero que de esta fe y de este amor se derivan. Cómo creer en la Santísima Trinidad y no anunciar este Misterio de Amor a toda la humanidad. Cómo Amar a la Santísima Trinidad y no Amar a la humanidad, y no luchar por la salvación de todos los seres humanos, y de la naturaleza toda, si somos junto quienes en nombre de todo lo creado, los privilegiados en toda manifestación del Amor divino.

CONTRA TIEMPOS DE VIOLENCIA, ORACIÓN Y OBRAS DE PAX.

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